ESPERA

He vuelto a nacer y escribo sobre eso. Canto derramando gotas, sangro y escucho la felicidad. Araño cosas y termino lo que empecé. Miro por la ventana y veo a lo lejos aquel hombre que mirando a su alrededor sólo veía cabeza y no sentía su cuerpo. Ahora comprende. Se ve de un mismo lado constantemente y ya no está en un descampado. Está acompañado, se deja acompañar. Quiere, y se deja querer. Espera. Espera. Acompaña y cuida. Está bien. Es fuerte, seguro, erguido entre toda la muchedumbre se lo ve a él a punto de marcharse. Se dirige hasta allí y sólo ve eso. Nada más, una sola cosa encuentra en el vientre y decide largarla para dejarla con sus recuerdos y poder volver a buscarla cuando vuelva de este viaje. Que viaje. Que ida, que escapada, que regreso y que sensación de pertenecer a algo tan fuerte y extraña. Sensación que por mucho que se aferre a ella y se convenza de que ese algo es indefinido se siente parte de alguien más que de algo.
Lo disfruta. Se deja querer a su manera. Lo entiende, lo acepta y descubre que también puede hacerlo y que tantos gritos de alejamiento sólo eran la necesidad de acompañamiento que no entendía. Ahora todo es posible, se puede esperar y acompañar. Esperar. ¿Esperar? Quizás no baste con esperar. Quizás se canse de esperar. Pero siempre seguirá acompañando. Haciendo sentir bien. Sintiéndose querido y permitiéndose querer. No importa la espera. Que espere. No él, sino la espera. Que aguarde. Él ya no quiere seguir esperando, que aprenda a esperar. Que espere aprendiendo y que se sienta sola ella, y no él. Es ella la quiere sentirse sola. La espera. La espera necesita soledad. Necesita compañía, Necesita todo lo que yo no entiendo que quiere, pero lo necesita y como pueda se lo voy a dar y así, no seguiré esperando, sino acompañando la espera.

No hay comentarios: