Las aventuras de Paco y Francisco (dos cirujas de Villa Crespo)

DESAYUNO

Pasadas las 12hs del mediodía, Paco se levanta y deja salir un suspiro placentero. Se despereza estirando los brazos hasta casi tocar el cielo, y se dispone a buscar desayuno en las bolsas de basura. Encuentra un pedazo de pan duro, pero aún comible, y con las pocas monedas que tiene compra en una estación de servicio unos saquitos de café para tomar con Francisco cuando éste despierte.
Parte en dos el pan y enciende un fueguito con unas ramas secas que encontró en la plaza. Del lugar de donde había tomado las ramas tamién se trajo consigo un pequeño tablón. Tuesta un poco el pan y lo coloca sobre el tablón utilizándolo como bandeja.

Paco: Despertate che que ya está el desayuno.

Francisco se despierta y hecha una miradita para ver qué preparó su amigo.

Francisco: ¿Qué hay para desayunar?

Paco: Tostadas con café.

Francisco se incorpora y queda sentado en el colchón. Unos segundos después de haber caido en la dura y cruel verdad de entender que todo lo hermoso que había vivido en las últimas horas había sido mentira, se despereza con aire desganado y se prepara para encarar un nuevo día.
Se sienta cerca de Paco, bajo el árbol, frente a la tabla con pan.

Francisco: Que bueno... Con el hambre que tengo.

Paco: Acá está el café.

Paco saca del bolsillo dos saquitos de café, le da uno a Francisco. Paco se queda en inmovilidad con el saquito de café conlgándole de la mano. Francisco lo mira.

Francisco: Te olvidaste del agua y los vasos, ¿no?

Paco: No. No me olvidé.

Francisco lo mira.

Paco: Es que no me alcanzó...

Se miran, dejan los saquitos a un lado y agarran el pan. Cuando Francisco lo va a morder, una paloma blanca que estaba parada en el árbol, justo arriba de su pan, hace lo suyo y arruina el desayuno de nuestro queridísimo amigo. Francisco enojado mira hacia arriba y se rie.

Paco: ¿Qué te pasa?

Francisco: ¿Quién hubiese pensado que el símbolo de la paz se iba a cagar en mi desayuno?

Ambos ríen un rato a carcajadas hasta que de a poco se van calmando y entienden que quizá, no comerán más que el pan de Paco.

FIN

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