Carta a una nariz en París

Ahora y siempre, estuve aquí para verte crecer. Ahora y siempre estaré aquí para verte llorar. Llorar es lo que tememos después de la muerte, aunque sea la única vez que lo hagamos, y sin importar cuanto dure el duelo, la soledad quizá sea eterna, y es por eso que lloramos. No logremos que la tristeza se apodere y démosle al mundo una nariz roja, la tristeza la lleva sólo el payaso y no el espectador.
Tal vez mañana despierte y me encuentre sólo otra vez, pero sé que en el fondo del baúl estarás esperando, tan redonda e impecable como siempre, tan brillante y con ese destello que te caracteriza, lista para colocarte una vez más en mi cara y salir a las tablas a hacer reír.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encantó.En este moemntome vino comoanilloaldedo.